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Arquitectos: Bloqe Arquitectura, Mariana Rocha Studio
- Área: 120 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Maureen M. Evans
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Proveedores: David Pompa
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Bou nace de la entrañable trinidad: pan, café y repostería, elementos articulados en un espacio gastronómico cuyo diseño es una inmersión de los cinco sentidos, desde la parte visual con las vitrinas con panes y tartas perfectamente ejecutados, la integración hacia el paisaje sonoro que da a la calle, las notas aromáticas que emanan de los hornos o la barra de café y, por último, las texturas de los materiales —como el concreto y terrazos pigmentados— que promueven en su conjunto la oportunidad de un un interior idílico, estético y seguro que incita a la creatividad y conversación apacible.
Buscamos inspiración a partir de algunas obras de arte. El concepto para el diseño de Bou tiene su fundamento en la interacción de las líneas sencillas y limpias de Daniel Buren con la calidez y las texturas polifónicas de la pintura de Miró. La paleta principal está compuesta de rayas en tono azul marino con blanco y texturas color ocre. Las franjas bicolor remiten a las tradicionales rayas bretonas, típicamente francesas; a su vez, el color ocre terroso tiene la función conceptual de conectarlas con el sitio, aterrizando así la inspiración francesa en México.
Generar un ambiente cálido, desenfado y a la vez sofisticado para un buen pan, un gran postre o un buen café es la premisa medular de este proyecto. En la parte arquitectónica el requisito fue generar vasos comunicantes con el espacio existente, reivindicando la arquitectura que había construido Bloqe —en el edificio en el que se encuentra el local— para después integrar un concepto de interiores que dialoga y se enriquece del diseño arquitectónico previo.
Como en todas las buenas cafeterías hay un nivel moderado de ruido ambiental —ni demasiado alto ni demasiado bajo— que promueve un habitáculo ambiental idóneo para pensamiento reflexivo y las actividades que requieren de concentración.
La esquina se aprovecha como punto de encuentro que se extiende hasta la calle, y genera un breve vínculo entre comensales y transeúntes. La breve intervención a nivel urbano le da un tratamiento de esquina a un proyecto privado dentro del espacio público. Los apenas 45 m2 se extienden hacia afuera con una triple altura que integra la planta baja con el sótano y se abre hacia el exterior con grandes ventanales para dar una vista hacia los espacios verdes, el gran árbol, la banqueta y el mobiliario de exterior.
El diseño de mobiliario se diseñó sobre medida, materiales nacionales: bejuco, encino y terrazo, colado en sitio y hecho a mano complementado con muebles y accesorios de marcas mexicanas. La barra, es el centro focal del local, la pièce de résistance, un elemento escultórico que tenía que cumplir con varias funciones: caja registradora, vitrina de exhibición para el pan, vitrina refrigerada de postres y espacio de almacenamiento. La barra se construyó con 140 piezas de terrazo hechas y pulidas a mano; un proceso artesanal sumamente detallado. Se complementa con los escalones de terrazo rosa en la escalera y entrada principal, piezas que parecen sacadas de una confitería.